De mi trabajo, la zafra es lo que más me gusta

Así revela Arays Pérez Arévalo, directora de Ferroazuc en Sancti Spiritus, en reciente publicación de Eduardo Rodríguez Dávila, en la sesión Rostros del Transporte, en su perfil de Facebook

Son las 7 de la mañana. Hay niebla, el aire carga vagacillo y huele a melaza. Diez carros jaulas esperan cargados de caña frente al central Melanio Hernández, a punto de arrancar, en Tunicú, Sancti Spíritus. Arays Pérez Arévalo está sobre una de las locomotoras dando indicaciones al maquinista para la siguiente maniobra. Hace 23 años es ferroviaria azucarera.

Comenzó como controladora de trenes, luego técnica en explotación ferroviaria, más tarde jefa de Tráfico, jefa de Establecimiento en el Melanio Hernández, y ahora, hace 8 meses, directora. La única directora mujer de FerroAzuc, una empresa que realiza transportaciones comerciales de carga, y la reparación, mantenimiento y reconstrucción de piezas, partes y equipos ferroviarios.

«No descansamos, es el día entero enfrascada en que no se nos pare un centro, que si el central necesita caña, que si quedan tantos carros vacíos. El día y la noche, 24 horas de trabajo. Hacemos cambios de turno. Yo me voy a las 8 o 9 PM. Y si hay que regresar, regreso. Trasladamos toda la caña que muele el central en el día. Nuestra principal misión aquí es la zafra».

Con 7 locomotoras, 4 en el central Uruguay y 3 en el Melanio Hernández, el equipo de Arays da más de 10 viajes por jornada y, siempre que el tiempo los deje (por la lluvia) cargan 2700 toneladas diarias de caña.

El resto del año, cuando no hay zafra, mueven combustibles, mieles, alcoholes, azúcar, y se ponen al servicio de los talleres, para la reparación de locomotoras y carros jaulas; también apoyan la transportación nacional y otras cargas.

Arays camina por entre los vagones de hierro con restos de la molienda, las locomotoras calientes, los talleres prietos… y parece que cada pisada la da ella en un pedazo conocido. Lo hace sin mirar al suelo y atendiendo a ratos el teléfono. Asegura un combustible pendiente para el trabajo de mañana. En su nuevo cargo está como pez en el agua. Sin embargo, no consigue, o no quiere, ocultar sus evidentes simpatías…

«De mi trabajo me gusta todo, pero la llamita más grande es cuando empieza la zafra. Es la parte que más me gusta, porque es lo que he hecho siempre. Ahora soy directora, pero toda mi vida he trabajado en la zafra. Es un bichito que se te mete adentro; sentir el pito de las locomotoras y el del central, es el orgullo más grande de cualquier ferroviario azucarero».

Arays es pequeña, amable, sonríe como si supiera lo que estamos disfrutando conocerla. Alguien la regaña por ir a una entrevista con una blusa de brillos y no un pullover formal. Ella hace una mueca discreta y espeta que a trabajar se viene cómoda. Lleva haciendo lo que hace, así, 23 años, ¿por qué unos periodistas tendrían que verla diferente?

Fuente: Tomado del perfil de fb de Eduardo Rodriguez Dávila