
Con las manos engrasadas y las herramientas necesarias para desarrollar su labor, se presenta Arsenio Espinosa Castro, conocido como el Indio, quien desde hace más de 20 años se desempeña como trabajador en la Base de Ómnibus Nacionales de Sancti Spíritus.
Justo al llegar, bastó una sola pregunta para que varios de sus compañeros apuntaran hacia una Yutong estacionada bajo la espaciosa nave, donde estaba sumergido, por la parte del motor, cual si fuera un buzo en el fondo del mar.
Así de diestro se mostró todo el tiempo, mientras contaba la historia de su vida laboral, que lo mantiene atado a los carros que prestan servicio de transportación de pasajeros desde esta provincia hacia muchos destinos del país, viajes que, en su mayoría, se logran gracias a su experiencia y al empeño que pone para sacarlos a rodar en el menor tiempo posible.
“Mi inicio fue como Jefe de Taller, una actividad en la que estuve ocho años y así transité por varios departamentos, por ser graduado de técnico en reparación y mantenimiento de equipos automotores. Después fui especialista y hasta subdirector técnico de la base, pero por cuestión de gusto y pasión por la mecánica me entregué a este oficio. Aquí soy músico poeta y loco, lo mismo reparo un motor que friego una Yutong o le hago los arreglos de electricidad, aunque la mecánica es mi plato fuerte”.
¿Cuál es su mejor vivencia?
He trabajado la línea de carros Ninfa, Maz-500, V-8 y Kamaz, pero nunca he sido un mecánico improvisado, siempre me preparo, estudio y paso cursos con especialistas que vienen a Sancti Spíritus para saber un poco más de cada auto.
En tres ocasiones estuve con los técnicos chinos antes de asumir el arreglo de los ómnibus Yutong. Primero fueron los carros mecánicos y luego, cuando entró la línea de los electrónicos, me especialicé en estos. No ha sido cosa de llegar y ya, antes tuve que asistir a varios cursos para luego impartir lo aprendido teóricamente al resto de los compañeros, pero la práctica es lo que te da todo.
Tener las manos llenas de grasa es la máxima de cada mecánico; estas Yutong electrónicas requieren de mucho más dominio a la hora de enfrentarse a cada rotura, esa es la causa por la que siempre estoy enredado con algún carro, pero la prioridad es que salgan a rodar en buen estado, por eso me esfuerzo y me ha dado buenos resultados.


¿Ha reparado ómnibus de otras provincias?
Sí, muchos, por ejemplo, el 61-20 de Santiago, otros de Las Tunas, Camagüey, de La Habana, de la agencia Víazul, y aunque la línea de equipos 61-20 ha sido más duradera, son carros convencionales, mientras que los electrónicos presentan más roturas y muchas veces su solución depende de la asesoría de los técnicos chinos y del uso de un equipo computarizado para detectar el problema, equipo que no existe en esta base; sin embargo, lo asumimos.
¿Cómo resuelven las roturas ante el déficit de piezas?
Nadie sabe cuánto se hace para lograr que las Yutong salgan a circular nuevamente, sobre todo cuando faltan piezas, eso es complejo, porque en ocasiones los medios están en el sector no estatal y no en la base, entonces los choferes tratan de buscarlas por sus propios medios y, mientras tanto, el equipo sigue en el taller.
A pesar de eso, constituye un orgullo para esta base que el año pasado y en lo que va del actual no haya fallado ni una sola salida de las programadas por problemas de roturas y trabajamos con la convicción de que las Yutong hagan el viaje y regresen, aunque después se le pase la mano nuevamente.
¿Y qué tiempo queda para la familia?
La mía está dispersa, pero siempre se hace un esfuerzo; mi hijo mayor vive en La Habana, el otro está cursando el Servicio Militar y se graduó de la misma especialidad que yo, luego veremos si sigue estos pasos, pero siempre que puedo los apoyo.
Fuente: Con información de Escambray