Funciona en Fomento minindustria para reutilizar neumáticos

Desde la web Escambray, trasciende que se trata de la única instalación de este tipo en el país que rehúsa las gomas desechadas para elaborar baldosas y también aprovecha el alambre.

Empotrado en un punto del lomerío fomentense las gomas de neumáticos inutilizadas regresan a la vida. Dejan de ser un peligro para el medioambiente, y sus nuevas funciones tienen gran impacto y utilidad.

«Esta minindustria, perteneciente al Complejo El Progreso, es donde único se conoce que en Cuba se está haciendo esa labor —afirma Dania Pentón Valdivia, especialista del Citma y coordinadora del proyecto Fortalecimiento de las Capacidades Municipales para el Desarrollo Local (Prodel), en Fomento—. Surgió tras un arduo proceso de investigación. Primero, se aprovechó el potencial de innovadores de nuestro territorio y se presentó mediante Prodel».

Así llegó el financiamiento para adquirir la tecnología. Con el acompañamiento del ingeniero Alfredo Díaz, del Centro de Desarrollo Local y Comunitario (Cedel), y un grupo de fomentenses que aportó desde su experiencia práctica, hoy ya es un hecho lo que surgió como una necesidad del territorio.

«Está financiado por la agencia Suiza y coordinado a través del referido Centro de Desarrollo, perteneciente al Citma. Para su montaje también tuvimos la oportunidad de participar en un proyecto de innovación más desarrollo financiado por el Citma y el Gobierno municipal aportó. Cada resultado proviene del estudio. Se ha sido muy riguroso en determinar desde dónde se ubica la tecnología hasta dónde y cómo se puede utilizar la baldosa de caucho».

Además del producto final, este proyecto generó empleos. Todos los rostros que laboran con las pesadas máquinas son bisoños.
entidades. Por eso, podemos hablar que todo lo que hacemos aquí es de impacto para la localidad».

Sorprende echar la mirada surcos adentro del autoconsumo. Se chocan de frente con saludables productos como calabaza, yuca, maíz, malanga y hasta frijoles. Ya los han saboreado todo el colectivo de la Emprova y un poco más allá, porque han podido hacer donativos. Esos hombres y mujeres con manos ágiles hacen también parir la tierra.
De una de las naves que conoce al dedillo Pino Castro salen las briquetas de carbón, de gran demanda por el elevado déficit de generación eléctrica.

«Hacemos un aproximado de 20 000 briquetas mensuales. Un por ciento se vende a la población y otro se destina a instituciones de educación y salud. Este producto, semejante a lo que conocemos como carbón, es más económico. No tizna, ni tampoco emite humo y tiene mejor rendimiento».

Los surcos de las palmas de las manos de Juan Alfredo Morejón muestran las huellas del carbón y la fuerza de domar la vieja y rústica maquinaria. Conoce también los secretos de serrar la madera. El chirrido de esa área ya es prácticamente música para sus oídos.

«En el aserrío se presta ese servicio. Luego, se llevan los tablones para la carpintería, donde se alistan los ataúdes. Estamos abiertos también a los particulares. Se obtiene la madera mediante la compra a la Empresa Agroforestal y a particulares».

Con muchos sueños aún por cumplir se amanece todos los días en el Complejo El Progreso, germinado hace poco más de tres años en Fomento. Los extendidos apagones obligan a su colectivo a redoblar esfuerzos, porque no ponen las rodillas en el suelo. No solo de sus labores se benefician sus bolsillos, sino la localidad.

«Nuestro objetivo es cumplir con cada uno de los planes. Y eso es solo posible gracias a la disposición de nuestros trabajadores, quienes se sienten comprometidos con nuestra responsabilidad social. Los obstáculos en el camino sabremos entre todos sortearlos porque El Progreso es eso: la unión de nuestros talentos», concluye Marisel Pino Castro.