Desafío: La transparencia comunicacional al servicio público

En su perfil en Facebook, Eduardo Rodríguez Dávila, ministro del Transporte, repasa el recorrido del proyecto Desafío en los primeros seis meses de vida

Justamente hoy se cumplen seis meses de lo que hemos catalogado como “un atrevimiento”, para utilizar un término fino. Comenzábamos esta página en las redes sociales, quizás con más incertidumbres que certezas. No faltaban ni las sillas ni los escépticos, que con melodía común, nos expresaban en reuniones y pasillos, a veces con voz firme, otras en susurros: ¿qué van a decir, como está el transporte hoy?

Justamente también por eso, pensábamos era ineludible decir más y mejor. Una actitud diferente, ¿a dónde nos llevaría? ¿El efecto avestruz? Esconder la cabeza lejos de los problemas solo nos conduciría a enterrarnos más en ellos.

Y así comenzó lo que luego recibió el nombre, más bien por el propio peso de la realidad, de “Desafío”, porque se hacía evidente que lo era −lo es− y mucho. Sin recetas, sin respuestas teóricas para todo, sin contar con las condiciones idóneas, sin asumir dogmas, comenzamos a comunicar todos los días, a dialogar con educación, con respeto a la opinión del otro.

Y así hemos cumplido 6 meses y ya atesoramos 16 transmisiones por streaming desde la sala situacional del ministerio del Transporte devenida también en un improvisado estudio, donde mis manos se mueven más que nunca y he pasado de todo mirando a una cámara, luego a otra, tratando de hacer lo mejor posible lo que hemos acordado en colectivo y aunque hemos pasado aprietos, también nos divertimos, nos hemos reído, nos hemos sentido y somos un equipo.

Y el transporte sigue duro, muy duro, pero también es cierto que siempre hay opciones para resolver problemas, para aliviar otros, para cruzar el umbral de la solución de algunos, para ser mejores servidores públicos, para cumplir con nuestro deber que es encontrar soluciones movilizando voluntades.

Y quien crea es fácil mantener una comunicación permanente a través de las redes sociales en estos tiempos, desde una responsabilidad pública como la nuestra, se le puede ajustar el refrán popular que con humor expresa: no sabe lo que es la vida. Y quien piense que no es útil dedicar energías y tiempo a este esfuerzo, no comprende su utilidad.

Entre las tantas dimensiones, es invaluable poder comunicarnos con miles de personas en todo el país, que como red de alerta temprana nos trasladan informaciones, valoraciones, sugerencias, denuncias, críticas y nos advierten cómo están sucediendo en la práctica y en cada rincón de Cuba, los aspectos sobre los que hemos informado, y que son estrategias, políticas, decisiones adoptadas o por adoptar por el ministerio del Transporte.

A medio año y como ocurre para todo lo que lleva mucho empeño, la clave está en el amor, algo tan común que puede asustar a quien pretenda ser original, pero tan cierto como el efecto demoledor de la fuerza de un día tras otro cuando se camina en la dirección correcta. Amor al sueño de que podemos tener un mejor país y que nuestra gente lo merece y mucho.

A mí me ha tocado ponerle rostro a un proyecto que es de tantos, incluso de aquellos que con honestidad al principio nos decían sus preocupaciones o las susurraban y hoy son entusiastas “desafiantes”. Seguimos con más enigmas que certezas, pero hoy con conciencia verdadera del sentido de las palabras de nuestro presidente cuando nos llama con reiteración a convertir la comunicación en un pilar de gobierno.

En ocasiones recibo elogios, que cuando menos, merecen más mis compañeros en todas las instituciones, instancias y empresas del sistema del transporte. Lo que hacemos tampoco es más que el enorme esfuerzo que hacen mis colegas en otros ministerios, cada uno desde la manera que lo considera viable en sus circunstancias, pero todos con un compromiso y una entrega estoica, y ello me consta. Quizás en algunos casos con menos comunicación, pero justamente hace hoy seis meses que nuestras experiencias personales en ese campo, eran predominantemente insatisfactorias y todavía lo son en buena medida.

Sí podemos decir que lo que hacemos en la comunicación no tiene recetas, ni secretos; aunque se nos ajuste el término por la naturaleza de nuestra unión. Nuestro equipo crece por día y no porque lo estimemos al estilo de la red, en seguidores, reacciones, alcance para nuestras publicaciones… Todo aquel que en nuestro sistema del transporte empuje para una solución, piense que podemos hacerlo mejor, y dirija su mirada hacia los desafíos por muy grandes que sean, forma parte de este equipo, “desafiante”, que hoy cumple medio año de vida.

Fuente: Tomado del perfil de Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila